LA FORMACIÓN ES UN VIAJE

Por Bismar Galán 

(Palabras en la apertura del Diplomado en Liderazgo Pedagógico, del ISFODOSU, 30 de septiembre de 2022) 

Después de todo lo escuchado y analizado desde que surgiera este proyecto, no me queda más que decir que este encuentro es, literalmente, el inicio de un viaje, sobre todo si asumimos con Henry Miller que “Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Precisamente, este es un viaje que hoy los participantes debieran aceptar y valorar como esa “oportunidad” que los puede ayudar a cambiar, privilegio que muchos sueñan en el mundo, pero que, por razones disímiles, pocos pueden disfrutar. 

Pero, mucha atención, este es un viaje para el que se necesita una maleta de la que habrá que sacar unos ajuares y colocar, de manera ordenada, otros tal vez más valiosos. Son muchas las experiencias ya arcaicas que será necesario tirar a un lado para hacer espacio a otras que resultan actualizadas, imprescindibles. A la vez, habrá que tener cuidado con esos objetossaberes que constituyen joyas de nuestro equipaje y que debemos conservar como soporte de esas nuevas construcciones y reconstrucciones llamadas competencias. 

Este programa es un viaje acompañado, así que no tengamos temor por el vehículo ni por la maleta y su peso. Será un viaje por un camino donde siempre habrá una mano, una palabra, un hombro… herramientas que el verdadero educador brinda y a la vez precisa. Será un viaje con las necesarias estaciones para detenerse, reflexionar y hasta cambiar de ruta, sin olvidar el destino: el aprendizaje de nuestros estudiantes. 

Se trata de un viaje en el que, a pesar de todo, como aconseja Fitzhugh Mullan, es necesario que “Dejes de preocuparte demasiado por los baches de la carretera y celebres el viaje”, que es el proceso de formación. Sí, porque en todo viaje tendremos obstáculos con los que tropezaremos; los mismos que nos alertarán, nos harán levantar los pies, aguzar los sentidos… mientras nos fortalecen. 

De este que es el punto de partida, con el ISFODOSU como timonel, viajaremos hasta esa próxima estación en la que nos debe esperar un cartel con destellos de gratitud; mismo lugar donde nos abrasarán y abrazarán unos rostros desbordados de la sonrisa por el aprendizaje verdadero, por unas competencias crecientes y sólidas. Serán unos rostros de escuelas ordenadas, de estudiantes que saben escuchar, hablar, leer, escribir; estudiantes que saben calcular y razonar y sobre todo, niños y jóvenes que saben amar y sentir. 

En cada estación, los miembros de este gran equipo de pedagogos que busca el liderazgo revisaremos la maleta, engrasaremos herramientas, echaremos combustible, calibraremos el vehículo para continuar viaje a la siguiente estación, que es cada período, cada año escolar. Entonces, en cada tramo de la vía, seguiremos descubriendo, despidiendo lo menos trascendente y rellenando el equipaje con nuevos saberes. No olvidaremos que, como dijera John Steinbeck, “La gente no hace viajes, son los viajes los que hacen a la gente”. 

En este viaje llamado Diplomado en Liderazgo Pedagógico del ISFODOSU, cuidemos con vehemencia la responsabilidad, el respeto, la integridad y todo el sistema de valores construidos o en construcción y que este programa ayudará a atesorar en la maleta de viaje. Cuidemos la voluntad y el amor a esta que es la más digna de las profesiones. Llevemos en ristre y en el corazón la meditada convicción de que “Instruir puede cualquiera, educar, solo quien sea un evangelio vivo” (José de la Luz y Caballeros).